De cómo nace este movimiento, hay varias teorías, una vez descartados los experimentos genéticos extraterrestres y/o de la CIA:
- Algunos jóvenes británicos, cansados de oír a los ‘viejos dinosaurios’ y, viendo que los instrumentos musicales son asequibles, se ponen manos a la obra y demuestran que cualquiera puede hacer, ¡ejem!, bueno…, digamos ‘música’. La falta de sincronía de bandas como Genesis o Yes con la juventud de la época fue determinante.
- La ola de paz y amor de los sesenta que se había extendido y suavizado por el continuo alucinar del consumo de drogas y los ‘light-shows’ de los setenta, unidos a la grandilocuencia de la música y la pretensión de las letras de los grandes, sobrevivientes a ambas décadas, ya ‘empezaban a oler’ y hacia falta un revulsivo.
- Los movimientos ‘okupa’ en Holanda y Alemania necesitaban de una música y, sobre todo, de una forma de vestir y de vivir que les diferenciara de sus padres. La juventud se encuentra desocupada y se halla desencantada con el sistema.
- El Punk se lo inventa Malcolm McLaren. Se da cuenta de que es época de cambios, busca a unos ‘pardillos’, monta una banda, los Sex Pistols y se hace de oro.
Esta última teoría es a la que nos apuntamos los que conocemos bien el tema, aunque hay un poco de todo. Es cierto: McLaren –arriba, presidiendo el post...– fue muy hábil. Buscó a unos chicos, desheredados de todo, para manejarlos y ganó mucho dinero con ellos. Hay un libro –sí, también hicieron una película, Sid & Nancy; aquí mismo a la izquierda, la parejita feliz–, aunque, si podéis, echadle un vistazo a la versión que da Matt Groening en The Simpsons, con Nelson y Lisa en los papeles antes mencionados, enganchados a las chocolatinas, Bart haciendo de Johnny Rotten…–, en el que se relatan los comienzos de las ‘pistolas sexuales’, así como de la degradación que suponía el ambiente Punk en el Londres de finales de los setenta y principio de los ochenta… Y todos sabemos que la cosa, excepto para McLaren –aclarar que, antes, fue manager de los New York Dolls, con los que experimentó sus técnicas–, acabó en tragedia con la muerte de Sid Vicious y de su novia Nancy Spungen; alcohol, violencia, drogas, sexo, degradación… Cabe recordar que, si la idea del hipismo parte de unos trabajadores que, hastiados de trabajar en oficinas de lunes a viernes y de nueve a cinco, los sábados y los domingos se disfrazan y se dedican a pasárselo bien en las praderas de San Francisco…, y al lunes siguiente, vuelta al trabajo… ¿es, pues el Punk otra gran farsa como el movimiento hippie? Si McLaren inventa a los Pistols y ellos son el Punk… ¿El Punk son sólo los Sex Pistols? –‘bonita foto’ bajo estas líneas… Es de las más discretas…
Pero, si algo queda claro es que el Punk no fue –realmente habría que decir no es; algo queda– tan sólo un movimiento musical: supuso toda una protesta a la situación que atravesaba el Reino Unido en esta etapa, un país con un alto índice de desempleo, altercados callejeros y huelgas constantes.
Prácticamente y, de la noche a la mañana, los Sex Pistols, a los que se unen The Clash –imagen abajo-izquierda, rebautizados como ‘el brazo armado del Punk’ por sus reivindicaciones políticas y sociales– y Siouxie & The Banshees –en la foto un poco más abajo– se convierten en los portavoces de una generación que protesta por todo de una forma violenta.
La eclosión del Punk en Gran Bretaña fue un episodio espectacular… Y pasajero. En realidad, esta ‘revolución’ ha sido más valorada a nivel retrospectivo que en el momento de su existencia. Sin embargo, lo que importa del Punk es su influencia posterior, la cuál ha aumentado progresivamente. Si bien en Gran Bretaña el movimiento desapareció casi al año después de su propagación por parte de los medios de comunicación y las bandas originales o desaparecían o evolucionaban hacia otros sonidos, en Estados Unidos la incidencia de esta tendencia crecería poco a poco…
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