martes, 15 de marzo de 2011

La confusión de los 70'.

Son muchas las pautas que marcan esta década, no menos importante que las anteriores, a saber:

- El final de La Guerra de Vietnam, tan traída y llevada y de la que tanto se ha escrito, hablado, compuesto, filmado…, está próximo.

- El que hoy parece eterno conflicto árabe-israelí domina la mayor parte de la vida política de esta época.

- La crisis del petróleo arrastra a toda la industria y, por extensión a toda la sociedad: a partir de ahora, los países productores del oro negro serán los que fijen el precio del combustible.

- Richard Nixon, merced al escándalo Watergate, es ‘obligado’ a renunciar a su cargo: la Casa Blanca se convierte en escenario de un escándalo político mayúsculo.

- El comienzo de la desintegración de la URSS, que se distancia de la China comunista, debilita la influencia de esta ideología en todo el mundo.

- Europa logra igualar el nivel de vida de los Estados Unidos. Los países escandinavos consiguen el más alto equilibrio socio-económico del mundo.

- En el 79’ los fundamentalistas musulmanes toman el control de Irán. Surge la figura del Ayatolá Ruholá Jomeini, con lo que este país pasa a ser el más radical de los estados basados en la Sharia (ley islámica).

Pues bien, no parece que todos estos acontecimientos afecten a la música, en la cual se consolidan algunos estilos. Figuras de la talla de Carole King –en la imagen de la izquierda–, James Taylor y Jackson Browne contribuyen a la causa.
Como ya hemos apuntado, el ocaso del rock norteamericano hace que las miradas se vuelvan hacia Gran Bretaña: la juventud americana se vuelca con los nuevos ídolos ingleses. A comienzos de los setenta, del apogeo psicodélico sólo quedan algunos despistados. Comienza a imponerse la figura del héroe solitario, medio hippy, medio héroe del western, como el mismo Taylor, Kris Kristofferson o Neil Young.

 J. J. Cale –a la derecha–, con una voz susurrante y una guitarra sutil se convierte en uno de los talentos de mejor reputación del rock, influencia para muchos otros músicos.

En los primeros setenta triunfa el rock sureño, así como aparecen las grandes bandas estadounidenses: Chicago, Boston, Kansas, Toto
Surge la figura del mexicano Carlos Santana –a la izquierda–, el cual explora las raíces afrolatinas con la magia de la guitarra.
Pero…, ¿y Dylan? Bueno, como siempre, Dylan bien, gracias. Para engrandecer más aún, si cabe, la figura del genio de Minnesota surgen las figuras de 3 canadienses: Leonard Cohen, Joni Mitchell y Neil Young –en la foto de la derecha; primero destaca con Buffalo Springfield, luego con Crosby, Stills & Nash (& Young), más tarde con Crazy Horses
En el 70’ graba su primer Lp en solitario Carole King, pianista y compositora, inseparable hasta la fecha del letrista Gerry Goffin. Pronto se convierte en cabeza visible de una serie de voces femeninas del folk, entre las que destaca Judy Collins.

¿Y La cultura neoyorquina? ¿Tiene algo que ofrecer? Pues sí, también tiene sus héroes. El más propio y que, además, lo sigue siendo, Bruce Springsteen –sí, el de la foto de abajo es él– que ya venía de los tardíos sesenta–… Y no, nunca ‘The Boss’: odia que le llamen así; cuando tocaba con una de sus bandas a caballo entre finales de los sesenta y comienzos de los setenta, él era el encargado de asumir la tarea de ser quién cobrara por las actuaciones para luego repartir el dinero entre sus colegas y algún imbécil comenzó a llamarle por ese sobrenombre mafioso que tanto detesta…


...Aunque da la impresión de que, de uno u otro modo, voy a acabar hablando de ‘mis cuatro tío-abuelos’…, sí, Bob, David, Bruce y TomWaits, obviamente–, prometo no hacerlo…

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