martes, 15 de marzo de 2011

Y..., ¿por qué este blog?


De dónde viene, cómo ha nacido, crecido y cómo ha degenerado hasta casi morir. Recomendaciones, no. Ideas Sí. Desde los 50' hasta mitad de los 80'... Si desde el 3 de Febrero del 52', The Day The Music Died El Día En Que La Música Murió, en el que, en un accidente de aviación, perdieron la vida Buddy Holly, Ritchie Valens, Dion And The Belmonts y The Big Bopper–, hasta mitad de los 80’.

El fin de una Era. Sólo unas pinceladas bastan para hacernos una idea; el resto, a vuestra elección.

Disfrutad con su lectura al igual que yo lo he hecho escribiendo. Más abajo los enlaces; pinchad en ellos y ¡Bon voyage!

¡Comenzamos!

01 - Introducción - Para ir rompiendo el hielo... 
02 - Los Pioneros... Por alguna parte había que empezar... 
03 - Llegan los 40'... Los Años, no los 'Criminales'... 
04 - Los rebeldes 50'. 
05 - Los 60'. Cuando haces 'Pop', ya no hay stop. 
06 - Y en Inglaterra..., ¿qué? 
07 - La confusión de los 70'. 
08 - Horteras de los 70'. 
09 - El Rock de las Grandes Bandas. 
10 - El Glam. ¿'Pluma' en su máxima expresión? 
11 - El Funk. James Brown, 'King of Soul'. 
12 - La Música Disco (¡Cielos!). 
13 - El Reggae. Por el humo se sabe dónde está el fuego... 
14 - Nacen los 80' y traen un 'Punk' bajo el brazo... Destroy! 
15 - La New Wave y sus secuelas. 
16 - Punto ¿y final? 


*** Esquema por Décadas e interrelaciones. 
*** Algunas frases 'célebres'... 
*** Bibliografía.

Introducción.

En 1981 y, de la mano de Carl Gottlieb –con música de Lalo Schifrin–, llega a la gran pantalla una curiosa comedia, con el excarabajo Ringo Starr y su esposa Barbara Bach como protagonistas. Su título, Caveman, esto es, Cavernícola. Entre otras cosas –curiosamente, no utilizan el lenguaje habitual sino sonidos que acaban por ser perfectamente entendidos por el espectador–, nos narra en una de sus escenas poco menos que cómo se inventó la música: descubren el fuego, uno se quema y grita, otro lo imita y grita y, así, acompañados de algún que otro ruido a modo de percusión, ‘et voilà la Musique’.
Parece ser, pues, que, anécdotas aparte, la música existe desde siempre. Años atrás, generaciones anteriores a la mía –aunque en España no se notaran en demasía estas cosas; el País vivía bajo una dictadura y…, bueno, esa es otra historia…– estaban siempre pendientes de lo que Dylan, Lennon, Hendrix y/o Bowie dijeran o hicieran para saber qué camino tomar: ¿cómo vestir?, ¿cómo comportarse?, ¿qué leer?, ¿qué ver?, ¿qué oír?…, en definitiva, ¿cuál debe ser la forma en la que debo vivir mi vida?. Estos y otros gurús componían, escribían y marcaban las pautas culturales y modales de la juventud –de hecho, exceptuando a Hendrix y a otros que ya no se encuentran en el mundo de los vivos, aún siguen haciéndolo… Algunos como Lennon, seguirán influyendo en las generaciones venideras incluso después de finiquitada la mía…–. Nadie que se preciara de estar a groovy –realmente, genial, aunque en argot se utilizaba para indicar que, digamos, ‘se estaba en la onda’– podía estar al margen de sus enseñanzas.
Sin embargo, no es oro todo lo que reluce. Hoy por hoy, bueno, realmente desde, quizá, la segunda mitad de la década de los 80’, la música parece haber degenerado. Es complicado ser original –sin rallar en lo ridículo–: todo parece estar hecho. Es difícil, si has oído música de los 40’ hasta, aproximadamente 1985, que nada te suene a nuevo: los plagios –la mayoría no ilegales pero sí descarados– están a la orden del día. Docenas de concursos televisivos, al servicio de determinados intereses bastardos de compañías discográficas y/o productoras ávidas de dinero fácil inundan el mercado de falsos talentos que manipulan a los más jóvenes, faltos de aquéllos gurús del pasado mencionados anteriormente; los nuevos héroes no tienen por qué mostrar su calidad: basta con dar una imagen estudiada. Material que hasta hace unos años no tenía cabida en mercados tan potentes como el anglosajón inunda las emisoras radiofónicas y televisivas; si a principio de los 80’ el vídeo mató a la estrella de la radio –Video Kill The Radio Star, del dúo británico The Buggles, 1979–, la MTV ha matado a la estrella del vídeo: si no sales en la MTV, eres poco menos que nada en este submundo... Aunque hoy cualquiera tiene un vídeo en Internet...
Pues bien, vamos a intentar descubrir qué ha ocurrido para que la música se haya ido deteriorando progresivamente, cuáles han sido las causas de este deterioro a lo largo de estas casi dos últimas décadas, qué o quiénes han sido los artífices de este desaguisado y, por último, si existe una solución –pacífica, obviamente– al Auschwitz musical en el que los amantes de la Música, de la de verdad, con mayúsculas –en la que debe incluirse la Clásica o el Flamenco, sin olvidar las delicias que, a veces, nos llegan de lugares como Brasil, una verdadera mina–, nos encontramos long time ago

Los Pioneros... Por alguna parte había que empezar...


Aunque suene a perogrullada, la música está concebida para ser oída. Toda suposición acerca de lo que la música supone a lo hora de escribir acerca de ella, es pura especulación..., y de nada sirve que alguien lea lo que escribes si no ha oído ninguno de los temas de los que opinas, si no conoce los estilos de los que hablas, si no sabe quién es el autor y/o intérprete mencionado ni conoce nada de su historia, de su vida y obra... Puede llegar a gustarle de lo que hablas, pero no alcanzará a entenderlo hasta que no se produzca el, digamos, 'contacto auditivo'.

El texto complementa, aclara, sugiere, inventa..., pero no es música propiamente dicha.

Y, entonces..., ¿qué se necesita para comprender, al menos en un principio qué diablos es la Música? Bueno, me parece que queda meridianamente claro que, para que todo ello ocurra, debemos partir de tres premisas fundamentales sin las cuáles resulta imposible entender el concepto:

  • La Música es un lenguaje Universal en el que la función expresiva es una de sus dimensiones fundamentales, tanto con respecto al emisor como al receptor.
  • La Música no sólo supone una vía para expresar talento: es, y hoy más que nunca, un gran negocio.
  • La Música que más suena y/o que más se vende no es, necesariamente, la mejor: todo obedece a unas necesidades de marketing, la ignorancia es atrevida…, y no hay nada mejor que un grupo de jóvenes sin formación, ávidos de ‘algo nuevo’ que llevarse al oído…


Muchos expertos en la materia opinan que la música Pop, realmente, proviene de la clásica…, y que algunos de sus grandes compositores, como Beethoven y/o Mozart, fueron sus artífices… Realmente, el término ‘pop’, popular, hace referencia a un estallido, a lo que supuso en la década de los 60’ la explosión de colorido, tanto en lo musical como en la forma de vestir, que todos conocemos. Pero fue muy difícil llegar a este punto. La música popular siempre inquietó a la sociedad norteamericana. Cuando a comienzos del siglo XX comenzaron a surgir el Ragtime y el Jazz, con estructuras musicales basadas en la unión de los cantos de esclavos y de lo que estos llevaban tiempo oyendo del mundo occidental, un enorme recelo surgió en la población media: a menudo, los seguidores de estos estilos eran negros emancipados –obviamente–, obreros inmigrantes, vagabundos, campesinos… Y qué decir de, cuando en los años veinte, estilos como el Dixieland y el Folk se unieron a los anteriores: muchos fueron los que se preocuparon de advertir a la sociedad norteamericana de la influencia vulgarizante e inmoral de la ‘frenética nueva música’… Y eso que Elvis y sus movimientos de caderas aún no habían hecho su aparición… De hecho, el Rock’n’Roll surge de otro de estos estilos primigenios, el Rhythm’n’Blues.

Es curioso observar como, a pesar de que alguno de los representantes de estos estilos tuvieron cierto éxito, fueron siempre ‘moralmente sospechosos’. Imaginaos a un de los padres del Folk, Woody Guthrie –1912-1967, un poco más arriba, en la foto de la izquierda– con su guitarra de siempre y con la inscripción This Machine Kills Fascists Esta Máquina Mata Fascistas–. Toda una provocación, ¿no?. De hecho, una de las más graves ‘ofensas’ que jamás se hayan dado contra esta gentuza… Y, teniendo en cuenta que Woody viajaba como un vagabundo, de tren en tren, recorriendo el país en plan subversivo... Lo dicho, imaginaos…

Llegan los 40'... Los años, no los 'criminales'...

Alrededor de 1940, luego de una pubertad más bien indiferenciada, surge la música norteamericana como tal. Aislados de Europa, los compositores comenzaron a producir un material que podría identificarse como ‘nativo’. Al cabo de la 2ª Gran Guerra se había logrado cultivar un material digno de exportación. Se componían sinfonías de toda especie; se representaban nuevas óperas en las ciudades del Medio Oeste… Y por todas partes se oía a cantantes solistas. Por un lado se encontraban Frank Sinatra –derecha–, Lena Horne y Billie Holiday, elevados estilistas que interpretaban maravillosamente un material las más de las veces de escaso interés musical –cuando no derivado de las composiciones de George Gershwin o Cole Porter– y oscuro contenido literario. Por el otro, cantantes de concierto especializados –Frijsh, Fairbank y Tangeman– los cuales, aunque vocalmente irregulares, contribuyeron a crear un nuevo estilo al persuadir a ciertos compositores más bien jóvenes a que crearan canciones cantables basadas en textos de calidad.

Hay que tener en cuenta que, aunque el Jazz siempre tuvo buena acogida en Europa, el resto de la música que provenía de Norteamérica era desdeñada en el viejo continente ‘por no ser lo suficientemente seria’… Por cierto, en el periodo 1940-1955, el artista más popular de los Estados Unidos fue Bing Crosby –izquierda–. El Jazz puro había perdido el favor del público a favor del Be Bop. Dominaban los ‘crooners’ –cantantes suaves que interpretaban odas al amor–, tipo Perry Como o el mismo Frankie ‘Blue Eyes’ Sinatra, ídolo de ‘baby sockers’.

Los rebeldes 50'.

Muchas son las circunstancias que hacen que estos estilos, cuya evolución propia y popular llega en los años 50’ con el Rock’n’Roll, cobren auge: en un breve lapso de tiempo, la mitad de la sociedad norteamericana pasará a contar con menos de veintiún años: llegarán los 60’...

...Pero bueno, son, como ya hemos apuntado los años cincuenta. Elvis ‘The Pelvis’ Presley, Chuck ‘The King’ Berry, Little ‘The Queen’ Richard –sí, en una ocasión dijo que si Elvis era el Rey, él era la Reina…; por cierto, su apodo más conocido es el de Georgia Peach, el Melocotón de Georgia, su tierra natal…–, Jerry Lee ‘Louisiana's killer’ Lewisel asesino de Louisiana, al que podéis apreciar en la foto de abajo con su primita y esposa Myra Brown...– y Gene ‘Grandpa’s Punk’ VincentEl Abuelo del Punk, famoso por haber sobrevivido a numerosos accidentes en los que morían compañeros, vestir de cuero de la cabeza a los pies y por ser detenido por masturbarse en alguna que otra actuación… Esto sí que era provocación… ¡Y en los cincuenta!– entre otros, dejaron bien patente que se podía hacer música de cierta calidad, imponer un estilo propio de vestir y una forma de actuar y vivir al margen de lo que las cabezas pensantes de la sociedad norteamericana pudieran opinar… Y no, no me olvido de Carl Perkins...

Todo ello estuvo, como debe ser, amparado por grandes autores –tipo Leiber y Stoller, autores de grandes temas de la Historia del Rock como Hound Dog, Poison Ivy o Stand By Me–… Lo cual no quitaba que algunos consideraran esa música como diabólica; de hecho, se llegó a decir que si pasabas alguno de los temas de Berry al revés se podían oír invocaciones al diablo, lo cual organizó quemas de discos colectivas...


...¿Qué? ¿Qué suena a Fahrenheit 451? Lamentablemente, la realidad supera a la ficción… Y no sería la última vez que esto ocurriera...

Los 60'. Cuando haces 'Pop', ya no hay stop.

Pues bien, los amadísimos hijos de la década de los cincuenta que crecieron con todos los Héroes del Rock de esos años son ahora los jóvenes esposos de los sesenta. Y todos aquellos que habían logrado asumir esos cambios poseían unos vínculos musicales lo suficientemente fuertes como para ser capaces de sintonizar en sus viejos aparatos de radio música Pop. Estaban abiertos a los cambios, dispuestos a mantenerse al día con los nuevos sonidos. No penséis que los cincuenta no fueron lo suficientemente relevantes como para no dedicarle más espacio, pero es que los sesenta han supuesto tanto para la Historia en general y para la música en particular que creo merece la pena extenderse en ellos un poco más que en la década anterior.

Los sesenta no sólo aportan música, moda y color. Despiertan una especie de lucha antagónica, no contra la música sino contra cierto tipo de actitudes, especialmente con las drogas. La gente baila, lee, hace el amor…, y se droga. Más tarde hablaremos de ello.

Forceful –potente – es una palabra que se utilizaba a menudo para describir la nueva música. Las letras pasan a ser más realistas y elaboradas, desapareciendo, hasta cierto punto, las obviedades de los temas eminentemente romántico-adolescentes, aunque sobreviven vestigios de la década anterior: todavía existen autores que escriben rimas pueriles, si bien están siendo sustituidas por lo que en notables ocasiones podría calificarse como ‘buena poesía’.

Toda esta elaboración, en algunos casos, lleva a enmascarar ciertos significados. La nueva música no sólo es una burbuja de color sino que, además, a los nuevos poetas que la representan se les suponen valores de innovación y propaganda. Como propagandistas aún utilizan metáforas para ocultar ciertos mensajes: los no iniciados en determinadas materias son incapaces de entender qué quiere decir el artista con tal o cuál expresión. Si tomamos, por ejemplo, el Mr. Tambourine Man de Dylan –en la imagen de la derecha; como curiosidad, su nombre en hebreo es Shabtai Zisel ben Avraham–, todo aquel que se moviera en ese mundillo era capaz de reconocer en el personaje de la pandereta a un camello, algo que se notaba en cuanto empezaba el disco a girar. Sin embargo, no es necesaria una gran inteligencia para darse cuenta de que cuando The Fugs hablan de ‘Kill For Peace’ se refieren a ‘matar por la paz’.

Toda esta nueva música –que, por cierto, es la más imitada por aquellos que, desde prácticamente la segunda mitad de los ochenta hasta hoy en día, andan, por calificarlos de la manera menos ofensiva, ‘escasos de ideas’– posee abundante variedad y agruparla y/o analizarla es algo que no sólo puede limitarse a ‘Música de los Sesenta’ o ‘Pop Sesentero’. Todo ello máxime cuando agrupar implica perder identidad de las partes en el todo, con lo que disminuiría la que cada estilo tiende, en particular, a ofrecer. Se da una multitud de diversas variantes del Rock’n’Roll: Rock, Folk-Rock, Blue-Rock, Jug-Rock, Acid-Rock… Abundan también los estilos folclóricos y algunos más inclasificables que, en su día, debieron producir algún que otro dolor de cabeza a la hora de ser clasificados en las tiendas de discos.
Aunque muchos grupos y artistas en solitario logran un notorio éxito comercial, no faltan aquellos que, aunque a nivel popular, son los preferidos en sus ciudades, por encima de las grandes estrellas de la época, caso de Jefferson Airplane –arriba, a la izquierda, en la foto– en San Francisco y algún que otro de la Costa Oeste de los Estados Unidos como The Seeds y The Mothers Of Invention –justo aquí a la derecha. ¡Qué decir del genio, loco como pocos, Frank Zappa…– en los Ángeles.

También, como no, nos encontramos con las Vanguardias, esto es, un mundo musical más pequeño que el anterior, fuera de espectáculos televisivos y happenings –acontecimientos que poseen la excitación de un viaje para los que intervienen en él, dada su significación y sus posibilidades de sorpresa y maravilla–. La música de vanguardia contribuye a fijar el tono e iluminar la vida de los grupos y solistas más alejados de la comercialidad y en ella se experimenta, se elaboran y se perfeccionan nuevos estilos. Considerado como un mundo marginal, en él puede tenerse a menudo a un creador de baladas, por ejemplo, muy por encima del mejor de los circuitos comerciales habituales. Antes de que el norteamericano medio incluyera a Bob Dylan en sus, digamos, conversaciones de barra de bar, miles de personas y docenas de músicos –alguno bastante importante–, ya lo tenía en cuenta como genio.

Pero…, ¿quién compra discos? Porque, y no lo olvidemos, la Música, ante todo, es un negocio, un gran negocio. Y, sí, son los jóvenes los que más discos compran y los que más dinero gastan en las jukeboxes –las ‘primitivas máquinas’ de discos para oír singles; arriba en la imagen, una Wurlitzer.

Y qué decir del movimiento hippie. De hecho y, debido a que en Broadway y en los clásicos locales nocturnos prevalecen los viejos gustos musicales, estos chicos de pelo largo, chalecos de flecos y flores en el pelo no tienen más remedio que buscarse sus propios salones de, digamos, baile, provistos de grandes espacios donde poder desenvolverse con toda naturalidad. Un ejemplo de local de este tipo es el Fillmore Auditorium de San Francisco –abajo, en la foto–. Situado en un distrito habitado eminentemente por población negra, los viernes y los sábados por la noche celebra en su interior grandes conciertos. A sus puertas permanecen los straights –gente ajena al mundo del happening– y los heads –consumidores de marihuana, LSD, peyote…–, aunque estos conciertos y lo que les rodea no forma parte aún de las principales corrientes de la vida norteamericana.

Parece claro que, aunque la música, de calidad y muy estruendosa, no basta para atraer a la clientela del Fillmore, y otros son los elementos extra que hacen posible la afluencia de personas: las drogas.

El local es amplio, las luces fulgurantes, destelleantes, cambiantes, giratorias. Una pantalla sobre el escenario proyecta casi de continuo películas –sin sonido, por supuesto– y un amplio conjunto de butacas se sitúa frente a la tarima de la orquesta, para que la gente pueda sumergirse a gusto en la música. Paredes con garabatos hechos de líquidos coloreados que se proyectan a distancia y un techo muy alto completan el local. El Fillmore constituyó la experiencia entre real y fantasiosa de un viajero, de aquéllos jóvenes que necesitaban que se les revelara a la vez el vínculo y el espíritu del happening. Todo ello, faltaría más, unido al consumo de drogas.

Pero..., ¿y qué diablos ocurre con las ‘ligas de la moral’ tan de moda, siempre, en Yankeeland? Bueno, a la nueva música se le oponen, fundamentalmente, dos objeciones:

     * Falta de Gusto: para muchos es sólo ruido, melodías vulgares interpretadas con torpeza.
     * Inmoralidad: aparentemente candorosa e inocente, guarda una irreverencia notoria, aunque sus melodías sean capaces de hacer que más de algún adulto ‘mueva los pies’.

En definitiva, unos creen que la música popular está sencillamente manejada por la moda impuesta por oscuros manejos a cargo de sombríos disc-jockeys –famosas payolas, del inglés pay for all, pagar por todo…, un eufemismo british para chantaje, vamos; numerosos dj’s se vendían por dinero y pinchaban determinados temas a cambio de éste– y empresarios. Otros son de la opinión de que la popularidad de esta música es el resultado del gusto sin cultivo de la juventud –me suena de algo…– y un reflejo de tendencia a la barbarie –seguramente, si hubieran visto el Punk y su forma de interpretar y bailar habrían muerto del susto…–. En definitiva, los representantes de los ‘viejos valores’ de la sociedad norteamericana no encuentran mérito alguno en los nuevos sonidos, así como consideran ‘sucias’ y ‘sugestivas’ a las letras. Se llega incluso a afirmar que ‘son los comunistas los que controlan este movimiento como medio de subversión de la moral de la nación y como técnica oculta para lavar el cerebro de la población’. La prueba que estos maníacos ofrecen para demostrar la conspiración es que varias personas del mundo musical tienen conexiones con ‘tales grupos de frente comunista’ como la NAACP, la Unión Americana para las Libertades Civiles, la SNCC y, naturalmente, la Universidad de California… Todo ello por no hablar de los que consideran que ‘el sexo a nivel íntimo ha sido reemplazado por escenas masivas de orgasmos rítmicos por culpa de la nueva música…’ (¡Sic!)
Y, ya que hemos mencionado ligeramente al movimiento hippie, en la foto adjunta podemos ver el aspecto que presentó el Festival de Woodstock, el único e inimitable, el del 69’ y del que el 15 de Agosto de 2009 se cumplieron 40 años –duró 3 días:


El hecho de que la Música propia de los sesenta retrate tan bien el temperamento del cambio generacional es, de por sí, una invitación abierta a su consumo… Y eso que aún no hemos mencionado a The Beatles y su aportación.



Y en Inglaterra..., ¿qué?

Pues sí, a pesar de que en los cincuenta todo ocurrió, prácticamente, en Estados Unidos y, en los sesenta todo parecía provenir de la Costa Oeste del País, fue en Liverpool, Inglaterra, desde donde cuatro chicos demostraron al mundo entero el poder de la Música, el efecto que ésta podía ejercer sobre todas las cosas. Ellos tomaron ejemplo de las bases ‘cincuenteras’ que llegaban del otro lado del Atlántico a través de los marineros que llegaban al puerto de la ciudad en la que residían, a lo que sumaron la habilidad poco frecuente de MCcArtney para aprender nuevos acordes y melodías y, como no, el genio innato de Lennon. Y cambiaron el mundo conocido hasta la fecha. A todos los niveles…
… Pero esa es otra historia y aquí no pretendemos analizar en profundidad ni, incluso, a The Fab Four; simplemente reflejar el porqué de cada década de la Era Moderna de la Música –que ahí es nada, vamos
The Beatles fueron algo más que simples músicos. En el 67’, en el suplemento educativo del diario The Times, se llegó a escribir que eran Arte Funcional: ‘Las letras de Lennon & McCartney constituyen un importante barómetro de nuestra sociedad, de los sentimientos que comparten los alumnos de toas las aulas de Inglaterra… Si la comprensión manifestada en el disco se reflejara en los maestros ingleses, nuestras escuelas podrían convertirse en instituciones mucho más acogedoras que lo que se muestran algunas ahora’. Naturalmente, hacían referencia al Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band.

El comentarista pop del Saturday Evening Post Al Aronowitz llegó a escribir de los grandes de la generación que ‘Los mejores –Dylan, Beatles, Stones– no compiten ya por el dinero. Ya tienen bastante. Compiten ahora por la música. Los mejores artistas –la aristocracia– están tomando el poder. Se comprometen cada vez menos con el comercialismo. Apenas hay nada interesante fuera de este círculo exclusivo’. Bien, parece un poco exagerado reducir el círculo a estos tres, pero muy poco podría ampliarse –Bowie y su camaleónico talento en un futuro relativamente cercano a los Beatles, Jim Morrison y su carisma, y poco más–. En la foto anterior podemos ver una instantánea de Sus Satánicas Majestades, los Stones en la que aparece Brian Jones; inmerso en las drogas y la depresión, fue hallado muerto a la edad de 27 años en la piscina de su mansión de Hartfield, Sussex… Jim también murió en una bañera, supuestamente de sobredosis –y Hendrix, y Janis Joplin… ¿cuántos héroes de la Historia de la Música, incluyendo a los clásicos, han muerto a causa de una ‘mala vida’ y/o en extrañas circunstancias?
Muchas grandes bandas y solistas nacieron y navegaron al pairo de los cuatro chicos de Liverpool, aunque realmente no se trata de enumerar nombres, componentes y temas, sino de hacer notar que, efectivamente, la música de los sesenta no había copiado en absoluto nada de los cincuenta, al igual que ésta no tuvo nada que ver con la de la década anterior; simplemente había tomado unas bases, evolucionando de forma y manera independientes, acorde con los nuevos tiempos y girando en torno a unos genios evidentes, no sólo reconocidos en su tiempo –aunque siempre es tiempo de Beatles– sino que, como queda demostrado, siguen teniendo solución de continuidad, parece y, al igual que los grandes clásicos, eterna.

La confusión de los 70'.

Son muchas las pautas que marcan esta década, no menos importante que las anteriores, a saber:

- El final de La Guerra de Vietnam, tan traída y llevada y de la que tanto se ha escrito, hablado, compuesto, filmado…, está próximo.

- El que hoy parece eterno conflicto árabe-israelí domina la mayor parte de la vida política de esta época.

- La crisis del petróleo arrastra a toda la industria y, por extensión a toda la sociedad: a partir de ahora, los países productores del oro negro serán los que fijen el precio del combustible.

- Richard Nixon, merced al escándalo Watergate, es ‘obligado’ a renunciar a su cargo: la Casa Blanca se convierte en escenario de un escándalo político mayúsculo.

- El comienzo de la desintegración de la URSS, que se distancia de la China comunista, debilita la influencia de esta ideología en todo el mundo.

- Europa logra igualar el nivel de vida de los Estados Unidos. Los países escandinavos consiguen el más alto equilibrio socio-económico del mundo.

- En el 79’ los fundamentalistas musulmanes toman el control de Irán. Surge la figura del Ayatolá Ruholá Jomeini, con lo que este país pasa a ser el más radical de los estados basados en la Sharia (ley islámica).

Pues bien, no parece que todos estos acontecimientos afecten a la música, en la cual se consolidan algunos estilos. Figuras de la talla de Carole King –en la imagen de la izquierda–, James Taylor y Jackson Browne contribuyen a la causa.
Como ya hemos apuntado, el ocaso del rock norteamericano hace que las miradas se vuelvan hacia Gran Bretaña: la juventud americana se vuelca con los nuevos ídolos ingleses. A comienzos de los setenta, del apogeo psicodélico sólo quedan algunos despistados. Comienza a imponerse la figura del héroe solitario, medio hippy, medio héroe del western, como el mismo Taylor, Kris Kristofferson o Neil Young.

 J. J. Cale –a la derecha–, con una voz susurrante y una guitarra sutil se convierte en uno de los talentos de mejor reputación del rock, influencia para muchos otros músicos.

En los primeros setenta triunfa el rock sureño, así como aparecen las grandes bandas estadounidenses: Chicago, Boston, Kansas, Toto
Surge la figura del mexicano Carlos Santana –a la izquierda–, el cual explora las raíces afrolatinas con la magia de la guitarra.
Pero…, ¿y Dylan? Bueno, como siempre, Dylan bien, gracias. Para engrandecer más aún, si cabe, la figura del genio de Minnesota surgen las figuras de 3 canadienses: Leonard Cohen, Joni Mitchell y Neil Young –en la foto de la derecha; primero destaca con Buffalo Springfield, luego con Crosby, Stills & Nash (& Young), más tarde con Crazy Horses
En el 70’ graba su primer Lp en solitario Carole King, pianista y compositora, inseparable hasta la fecha del letrista Gerry Goffin. Pronto se convierte en cabeza visible de una serie de voces femeninas del folk, entre las que destaca Judy Collins.

¿Y La cultura neoyorquina? ¿Tiene algo que ofrecer? Pues sí, también tiene sus héroes. El más propio y que, además, lo sigue siendo, Bruce Springsteen –sí, el de la foto de abajo es él– que ya venía de los tardíos sesenta–… Y no, nunca ‘The Boss’: odia que le llamen así; cuando tocaba con una de sus bandas a caballo entre finales de los sesenta y comienzos de los setenta, él era el encargado de asumir la tarea de ser quién cobrara por las actuaciones para luego repartir el dinero entre sus colegas y algún imbécil comenzó a llamarle por ese sobrenombre mafioso que tanto detesta…


...Aunque da la impresión de que, de uno u otro modo, voy a acabar hablando de ‘mis cuatro tío-abuelos’…, sí, Bob, David, Bruce y TomWaits, obviamente–, prometo no hacerlo…

Horteras de los 70'.

Pues sí. La moda libre e iniciática de los sesenta degenera en la que, probablemente, haya sido la peor de la historia de esta disciplina –aún no entiendo cómo han podido volver los pantalones de campana…–. Y esto también afecta a la música, cómo no. Aparecen grupos de la ‘talla’ de The Osmonds o The Bay City Rollers, así como ‘individuos’ de la talla de David Cassidy, que surge de una serie de televisión que prefiero no nombrar; algún que otro vago recuerdo y las referencias de los que en su día sí que la vieron –obviamente, las chicas serían de otra opinión– me bastan. Esto demuestra que, prácticamente, siempre hubo horteras, aunque, después de haber estado recopilando y analizando tantos datos, creo que surgieron en esta década… A las pruebas me remito: intenten oír a los antes mencionados y ya me contarán…
También surge la figura, romántico-melosa, del dúo The Carpenters –a la izquierda en la imagen–, aunque, siendo justos, con la excelente voz de Karen Carpenter‘el otro’, su hermano Richard–. Karen moriría de anorexia en el 83’.

Curiosamente, es en esta década en la que el Festival de Eurovisión alcanza su máximo apogeo. Prueba de ello, el boom del cuarteto sueco ABBA, de sobras conocido… Por cierto, la Motown tenía como una de sus principales estrellas a The Jacksons Five –imagen de arriba–, máximos competidores, dentro del mundo ‘hortera’ con toda esta troupe… ¿Les suena el chico del centro?

El Rock. Las Grandes Bandas.

Aparece como tal, aunque, evidentemente ya existiera con anterioridad, una figura emergente en cuanto a importancia, heredada de la década anterior: El productor. Los conceptos han cambiado y no sólo es importante conseguir una óptima calidad de sonido en las grabaciones sino que, además, el concepto de álbum debe adquirir forma. El ejemplo a seguir es, faltaría más, George Martin, fundamental en la carrera de The Beatles.

Se producen numerosos avances tecnológicos que hacen posible que los músicos puedan experimentar con elementos de música Clásica, Jazz o Country. Emerson, Lake & Palmer, Yes o Genesis –¡Grande Peter Gabriel!, en la foto de arriba, el segundo por la derecha… Por cierto, ¿sabéis quién es el primero por la izquierda…? Sí, efectivamente, Phil Collins– empiezan a utilizar sintetizadores y teclados electrónicos que emulan efectos comparables a los de una orquesta, elevando el rock a categoría de ‘música seria’: ha nacido el Rock Sinfónico –o Rock Progresivo–… Y a todo esto se adhiere una banda clave en la Psicodelia, Pink Floyd –foto justo arriba. También podríamos hablar aquí de otro genio loco, Syd Barret…–. Algo similar ocurre con King Crimson, gracias al dominio técnico de Robert Fripp, guitarra vanguardista donde los hubiere, dado a utilizar innovaciones tonales herederas de clásicos contemporáneos como Schönberg y Stockhausen –nótese aquí el toque pedante
Pero no sólo los músicos británicos son capaces de lo anterior. En Alemania surge el Rock Alemán, con referencias a la música culta y a la utilización de instrumentos electrónicos. Formaciones como Tangerine Dream, Can o Kraftwerk –precursores del Tecno–, consolidarán su estilo como una de las tendencias fundamentales de la música en la década de los ochenta.

¿Y que ocurre con los yankees? Bueno, en Estados Unidos, el rock hace tiempo que es ya una industria generadora de millones en beneficios. Por una parte, la música se endurece, y comienza a tomar forma el Hard Rock o Heavy Metal. Springsteen alcanza una gran popularidad.

Por otro lado, The Eagles –imagen derecha– desarrollan un tipo de Country Rock cuyo éxito da pie a un subgénero de gran potencial comercial denominado Soft Rock, donde las melodías y las letras son elementos vitales, como también ocurre con Fletwood Mac.
De todas formas, el Rock Progresivo no cuaja en Estados Unidos. Con la pretensión de aunar música y arte en una sola experiencia, surge, de la mano del talento de Lou Reed –imagen izquierda–, la Velvet Underground –su espectáculo The Exploding Plastic Inevitable, es una obra ‘multimedia’ que combina música, cine, luces y danza, creada bajo la dirección de Andy Warhol.
El genio Frank Zappa –imagen derecha– con su banda The Mothers Of Invention es otro de los artistas que introduce la experimentación constante en las fórmulas del Rock… Por no hablar de sus constantes locuras en los escenarios –descabezar un pollo vivo de un bocado, masturbarse ante su público, defecar y comerse sus excrementos… Da la impresión de que entre el genio y la locura existe una línea muy delgada… De todas formas, ante los escándalos de los grandes de los cincuenta, los sesenta y los setenta, ríanse de las ñoñeces de los ‘chicos de hoy en día’… Por cierto, la foto no alcanza a explicar la dimensión de la locura y las excentricidades de Zappa…, ni su falta, total y absoluta, de sentido del ridículo…
Los británicos también guardan esqueletos en sus armarios. La Electric Light Orchestra, cuyo líder, Jeff Lynn, admira profundamente el trabajo de Beatles, experimenta con instrumentos clásicos y teclados, así como con melodías progresivas que trascienden al Pop como tal…, aunque, salvando algunos temas, rozan el Pop más empalagoso…


¡Ah!, ¡lo olvidaba¡ No podemos dejarnos a Queen –abajo– a un lado –de sobras conocidas las extraordinarias habilidades vocales de Fredy Mercury–, que experimentaban con coros operísticos y propuestas progresivas y sinfónicas en sus primeros álbumes… También llegaron a publicar alguna que otra horterada, no creáis...

El Glam. ¿'Pluma' en su máxima expresión?

No es que fuera de este estilo tan ‘peculiar’ no exista la plumaQueen, por ejemplo–, pero sí que en este tipo de música, algo más que música, este vocablo cobraba importancia, aunque también había mucho montaje al respecto.
La aparición del Glam Rock viene dada por una reacción contraria al virtuosismo del Rock Sinfónico, adelanto, quizá, de lo que a finales de la década ocurriría con el Punk. El Glam propone un estilo musical más discreto y directo: la imagen, fundamental. Trajes de lentejuelas, peinados extravagantes, maquillaje, plataformas, sombreros… ¡Riámonos de las grandes bandas…! Obsérvese, arriba a la izquierda, la portada de la revista New Musical Express en la que aparece Bowie.

David Bowie –derecha en la foto– adopta un estilo andrógino y utiliza la ambigüedad sexual para captar a jóvenes con problemas de adaptación a la sociedad contemporánea. Grande entre los grandes, el Camaleón –luego the White Duke, el Duque Blanco– publica obras clave para la Historia de la Música. Bowie supo evolucionar combinando elementos de Funk y Soul en una música más compleja. Sus grandes colaboradores en parte de esta época –la famosa Trilogía de Berlín–, dos grandes innovadores: Robert Fripp y Brian Eno.
Marc Bolan, líder de T-Rex, –en la imagen de la izquierda… Por cierto, su verdadero apellido era Feld; Bolan es la contracción del nombre de guerra de su admirado Robert Allen Zimmerman..., sí, BOb DyLAN.– fue otra de las figuras de este movimiento, auténtico ídolo para adolescentes.

Bandas como Roxy Music toman del Glam su fuerza visual y la combinan con destellos tipo King Crimson, creando un nuevo estilo con ciertas influencias vanguardistas, aunque mucho más comercial. En Estados Unidos, el Glam no llega a cuajar. Se critica la excesiva teatralidad de las bandas y su extravagancia en la forma de vestir, censurándose la falta de referencias musicales dignas de mención. Sin embargo, sí que existen algunos exponentes: Alice Cooper, The Tubes o los más comerciales, Kiss –derecha–.

Antes de que en Septiembre del 77’ Bolan falleciera en accidente de automóvil, el Glam ya había muerto… Pero aún no hemos hablado de otro de sus representantes británicos, quizá el más longevo con respecto al estilo en cuestión, Elton John –izquierda–. Máxime por los exagerados atuendos, sombreros y enormes gafas con los que se presentaba en sus conciertos, aunque con el transcurso del tiempo ha ido cosechando sus mayores éxitos dentro del Pop y la Balada al piano.